Como están queridos amargos, como ya saben ustedes, los ganadores del concurso de nanorrativa "Un párrafo, un mundo" en su cuarta versión, ya se publicaron en nuestra pagina oficial www.facebook.com/letramargo felicidades a los ganadores, ahora aprovechando este medio pondremos a su disposición los relatos ganadores.
Saludos
MENCIONES
Celos
El defensor de los derechos de las sombras, le
preguntó a Eva por los motivos que la impulsaron a darle muerte a su propia sombra,
sin justa causa aparente.
- Sí hay un motivo, dijo ella.
-¿Cuál?, preguntó el defensor.
-Por competencia desleal, respondió ella.
-Explíquese, señaló el defensor.
-La maté por puta, concluyó Eva.
***
Delibery
Concentrado en mi propia cotidianidad,
pedaleaba enérgico, intentando que mis piernas acelerasen el ritmo de la
bicicleta y con el danzar de las ruedas se multipliquen las entregas, sumando así, algunos pocos pesos a mi existencia.
Mi condición de estudiante limita mis
posibilidades de un empleo formal, y el pensionado donde vivo hace perentoria
la necesidad de contar con recursos para subsistir.
Andar varias horas sobre dos ruedas y con
una mochila térmica, aseguro que es un trabajo difícil. Y eso que, omito la reducida
paga, las exigencias extremas y relación impersonal con una app de android.
Lo transitorio es mi expectativa… Pero
¿Cuánto tiempo es transitorio?... ¿Cuánta vida se dilapida en lo temporal?
De repente algunos motoqueros con casco,
impiden mi circulación. Se me aproximan violentos. Me propinan golpes por
doquier. El dolor en mi mandíbula
desprende mi morral con lo recaudado. Mientras la toman, caigo al suelo y ellos
ríen. Me duele el cuerpo. Entreabro los
ojos y veo como se alejan, pero se detienen para atracarme la bicicleta. Como en un sueño, observo la retirada.
No pude hacer el depósito a tiempo. La App,
mi gran jefe, me bloqueó. Esta vez, para siempre.
Dolorosa exclusión
El correo electrónico y el
blog anunciaban que había ganado el concurso de nanorrativa. Desde frente al
ordenador le gritó a su esposa: “Amor, ¿Podremos ir a Cochabamba con 40
dólares?” La noticia representaba un triunfo a su tenacidad. Había soportado
rechazo tras rechazo, a pesar de la calidad que otros atribuían a sus obras,
por su convicción de que la literatura debe ser denuncia. Un día se cansó y les
envió un mensaje a decenas de casas editoriales e instituciones auspiciadoras
de concursos literarios: “En futuras convocatorias, o al rechazar manuscritos, sería
honesto que aclararan que no se admiten críticas a Fidel o Raúl Castro, ni a su
sistema político, económico y social. Cuba es diferente. Las obras que traigan ese
contenido serán desestimadas”.Se terminaría la hipocresía y esos escritores
podrían dirigir sus esfuerzos hacia instituciones y países que estén dispuestos
a evaluar con objetividad los trabajos inspirados en montañas de evidencias acumuladas
durante 61 años de ejercicio del poder absoluto –49 más que Somoza, 44 más que
Pinochet, 30 más que Trujillo, 26 más que Stroessner y 25 más que Franco... y
contando. Tal parece que Javier Cercas no alcanzó a escribir su Anatomía de un instante.
GANADORES
Adolescencia
3ER LUGAR
Dicen que soy la rara del colegio. Así
lo oí en el transporte escolar ─Ni siquiera disimulan cuando hablan de mí─. Sospecho
que es por mis cabellos azules y mis ojos violetas.
Hoy fue el regreso a clases. Cuando llegué
al salón vi a todos diferentes. La bulla
del reencuentro inundaba el lugar. Los miré de reojo. Me percaté que Adelina ya
tiene senos. Francisco no paraba de tocar los tres pelitos que asomaban en su
barbilla. Y Roberto con su cara grasosa reflejaba la luz que entraba por la
ventana. César, el capitán del equipo de
baloncesto, preguntó por la maestra y al salirte un falsete todos reímos a
carcajadas ¡fue realmente gracioso!
Pero nada es tan complicado como lo que me pasa
a mí. ¡Qué fácil la tienen ellos! Solo deben lidiar con los cambios de la
adolescencia. Yo, en cambio, debo ocultar la aleta pectoral sobre mi esternón.
También alisar mis escamas enredadas entre mis medias tobilleras y disimular mi
aleta dorsal con el morral que siempre llevo a cuestas ¡Y eso que aún no
aparecen mis agallas!
Espero que para cuando broten los
opérculos ya estemos en vacaciones otra vez.
Dos amigas
2do Lugar
Eran
dos amigas, super amigas. Desde pequeñitas habían sido uña y carne. Un aciago y
triste día ocurrió un imprevisible desastre: se enamoraron locamente, las dos
al mismo tiempo, del mismo vestido. Consecuencia: dejaron de ser amigas para siempre.
No consta si dentro del vestido había alguien.
Pasó
el tiempo. Un día se encontraron en un debate político. Ambas defendieron lo
contrario de lo que pensaban. Coincidieron en todo. Se afiliaron a la misma
ideología aunque era la contraria a la propia de cada una de ellas. Al poco
tiempo ambas formaban parte del mismo consejo de ministras y ministros. En la
jura del cargo ambas vestían el mismo modelito del mismo diseñador. Siguen
odiándose pero ahora lo hacen con una mayor elegancia.
Café espresso
1er lugar
Una
insólita ventisca buscaba refrescar los vestigios de la canicular mañana. Recorriendo
la amplia avenida admiraba la severidad de los copiosos árboles, empero, en lo
alto, apasionadas y libertinas ramas con suave y cadencioso meneo se prodigaban
impetuosas caricias. Alcancé la esquina, ahí topamos, nuestras miradas ensamblaron,
ojos negros rasgados -símiles a diosas egipcias- me remolcaron tiempo atrás.
Ella asombrada miraba al fantasma. Cada rostro, igual pregunta: ¿de dónde,
carajo saliste? Al rato: ¡Erika! ¡Antonio! “Tomemos un café” – propuse. “Al lugar
de siempre” – aceptó riendo. “Si, el mismo bulevar, buen café para gente sin tiempo”.
Hace más
de una década jodimos aquello de ser amantes, luego cada quien vivió su vida,
siendo esta la primera vez en vernos. Con su blusa medio desabrochada mostrando
brassiere y estupenda minifalda, tomó asiento algo inclinada sobre la
mesa de vidrio. Empleó esa voz susurrante que me cautivara, el café humeaba
como nuestro hirviente pasado, miraba mis ojos, bajo la mesa piernas tentadoras,
dedos sabuesos alcahueteaban sobre mi mano. ¿Tienes el mismo celular? Te llamo
en la noche – dijo al besar ardientemente mi mejilla. La vi alejarse con andar
de pasarela y glúteos caídos. “Culos vencidos, no los ansío” – sentencié.
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