Felman Ruiz, nos envió una serie de tres poemas dedicados a este número, de los cuales solo uno fue publicado por falta de espacio.
Aca les dejamos el poema publicado y los dos restantes que merecen ser leidos por su calidad.
NO HABRÁ CALMA.
Felman Ruiz
(poesia publicada 1er numero "Cartas de Amor")
Una
vez mi alma belicosa halle los ojos de tu existencia embravecida
manará
una mezcla entre rabia y ardor
un
mar desatado con sus propias bestias
desde
donde acrecentar los embates de tal danza
desde
donde la lluvia no intervendrá por el recelo.
Habrá
un ser irresuelto en tal epicentro desencadenado
Que
hostigara nuestra sangre entremezclada
para
transformar la geografía por encima nuestro
solo
para dejarnos irreconocibles
solo
para nacer de ello como animal incontenible
perroamor
perravida
así
este sol ladrando que termina consumiéndose solo.
Así
mi vida tras tú aparecer en ella.
No
habrá tregua
No
habrá sangre que tolere tal hervidero a fuego lento
Para
cuidar la espuma amada que nos animaliza.
PRELIMINAR DEL AMOR
Felman Ruiz
Antes
de anexar tu substancia a la mía
para
completar esta esfera que sostenemos inmediatos entre las manos
Antes
que tu vida gotee bajopiel para dormirse entre mis fisuras
para
terminar adhiriendo ese barro con el que nos concebimos uno al otro.
(los
juegos de la alfarería).
Debes
saber que no hay vientos domados hacia donde pretendes
Ir
sin retorno tal
de
una fuerza arrimada a los hundimientos y al desplome
un
amarrarme a tu sol aunque este cauterice
Aunque
me multiplique en tamaño
Y
aun así
pretender
puedo conservarte entre mis aves no descubiertas
cual
preliminar del enjaulamiento
Cristal
contra el suelo de otra muerte
anunciada.
Habrá
algún faro donde hallarnos en caso que todo se viniese abajo?
No
ahora ni nunca
Esta
travesía masoquista es hasta desmoronarse.
POEMA DE AMOR PARA
LOS ASIMÉTRICOS O
ENTRE INCALCULABLES MOTIVOS DE LA NADA
Felman Ruiz
Si
una mujer logró desbaratarme hasta el fémur
fue
por su sobrada falta de simetría
por
esa su alambrada de púas trepándose en mi primer
nervio a regañadientes
por
esa su cabeza que más que cabeza era una bola de
ferrocarriles en celo
un
espectáculo de mercaderes ambulantes en pleno
orgasmo
un
desastre de tálamo.
La
amé por curtiembre y por su galaxia de anfibios
un
celeste atorrante que coloca a cualquier con la cara de
equilibrista
a
punto de romperse y que se rompe.
Era
un azote de olas provocada por cuatro lunas
un
tsunami capaz de atragantarse el cinturón de Orión
entero
y
aun así no sabía tender ni la cama.
Era
la desquiciante
mi
desquiciante
la
que sólo me dejaba el alma llena de ropa sucia y de sauces a medio talar
y
con la casa llena de alacranes copulando por mis
alfombras
la
que arrojaba todo contra los vidrios y éstos no se
rompían
solo
nos rompíamos los dos
a
carajazos.
Aun
teniendo los ojos como caballos de Troya
le
ofrecí mis llanuras
sacudiéndose
dentro
espoleó
y
cabalgamos directo a perdernos
primero
los estribos después las nucas
hasta
quedarnos sólo con las mandíbulas colgando.
Nunca
antes había conocido el sexo entre dos herraduras.
Era
el verbo más torcido que había explorado mi lengua
la
que prefería clavarme una caja de clavos en las sienes antes que empaparnos en
aguas tibias
la
muy querida desalmada arcada
la
más exquisita puñalada entre tanta cosa insípida.
Todos
buscamos alguien tan infame como nosotros mismos.
La
elegí en aquel entonces
Y
la elegiría de nuevo.